jueves, 11 de diciembre de 2014

MUSICA POR PIROTECNICA

El director de coros claudio Sanseverino ha propuesto una idea más que  interesante para estas fiestas . "Música por Pirotecnia".
Nos cuenta con mucha firmeza: "Pongamos a volar bien fuerte a las canciones. Y con ellas nuestro corazón. No tendrán nunca el efecto nocivo de una explosión (de allí que prefiera a los chinos más por sus barriletes que por su pólvora).
Rompeportones, cohetes, ametralladoras y otra pirotecnia, por música.
 
La manera elegida puede presentar variantes y cada uno optaría por la que prefiera.                                                                     
Quizá la más simple sea decidirse a cantar algo, solo o en grupo. Esta modalidad tendría en su contra a las burbujas
en la boca, o el maldito maní del turrón incrustado entre los molares, o la miga de pan dulce que no baja ni logra despegarse de la orofaringe.
 
Pero existe otra opción más sencilla, con la que, inclusive, podemos inundar el ambiente más allá del propio domicilio
y llegar a otros hogares y calles y plazas:  es la de poner, en el formato técnico/mecánico que se posea, alguna canción que tu corazón o tu mente hayan elegido para celebrar.
 
Así puede pueden llegar a encontrase en el palier de la escalera de tu departamento el Amor salvaje del Chaqueño con la Misa de la Coronación de Mozart, con Patricia Sosa pidiéndote que esta noche no le pidas nada y con Piñón haciendo el Chu-Chu-uá. En la puerta de tu casa, acá nomás en el barrio, los tradicionales aferrados a sus amores viejos quizá convoquen a Los Wawancó, a Julio Sosa o al Polaco, a Sinatra cantando“Te llevo bajo mi piel” y hasta algún villancico devoto.
Algunos otros, nostalgiosos también, podrán subir La montaña con Roberto Carlos, mientras Ortega vocifera sufelicidad de estar enamorado, Sergio Denis nos trae a su gigante ex chiquito, y algún coro exacerbado nos acerca a Händel y su magnífico Aleluya.
 
Las canciones, al menos en este nivel, (digamos, físico) son inocuas.
No nos quemarán un dedo, ni harán impacto es nuestra cornea, no incendiarán el quincho del vecino. Además son felizmente soportadas por las mascotas que, llegadas las fiestas, desconfían de su amo que hasta ese momento era un amoroso compañero y ahora se ha convertido en un estrepitoso agresor.
  
Es posible que por un momento el Oratorio de Navidad de Bach tenga por solistas a Fredy Mercuri y a Mercedes, a Sandro y a Luca Prodan. O al Mudo del Abasto.
Que Tan Biónica y los Palmeras,  One Direction y Adele arremetan con La Misa criolla acompañados por el piano de Baremboim, la trompeta de Satchmo y el bandoneón de Astor.
 
Quizá las canciones suban o se expandan, se mezclen o se suelten,
y las respiremos, las transpiremos, las brindemos
y ellas nos bailen, nos canten o nos arropen.
 
Los médicos de guardia podrán brindar sin urgencias, los bomberos, sin incendios y las ambulancias y patrulleros encenderán sus luces para anunciar la llegada de un nuevo día, de un nuevo año, de una nueva esperanza.
 
A lo mejor, las fábricas de pirotecnia incentivan a sus creativos para hacer cañitas que canten en vez de silbar, orquestas a cuerda, globos con aire de sikus y pincullos, cajitas que, al abrirlas, dejen escapar melodías a granel.
 
Por un mundo lleno de canciones y un corazón lleno de música, brindo. Otra vez.
Felices Fiestas


 


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